ESCUDO CATOLICO
Apologética
LA SANTISIMA TRINIDAD
¿Por qué decimos los católicos que el Padre es una persona, el Hijo otra y el Espíritu Santo otra?
Génesis 18:2 “Al levantar sus ojos, Abraham vio a tres hombres que estaban parados a poca distancia. En cuanto los vio, corrió hacia ellos y se postró en tierra, 3 diciendo: Señor mío, si me haces el favor, te ruego que no pases al lado de tu servidor sin detenerte. 4 Les haré traer un poco de agua para que se laven los pies y descansen bajo estos árboles. 5 Les haré traer un poco de pan para que recuperen sus fuerzas, antes de proseguir su viaje, pues creo que para esto pasaron ustedes por mi casa. Ellos respondieron: Haz como has dicho.”
Abraham le habla en singular a las tres personas “Señor mío”, luego les habla en plural.
Génesis 1:26 “Dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza. Que tenga autoridad sobre los peces del mar y sobre las aves del cielo, sobre los animales del campo, las fieras salvajes y los reptiles que se arrastran por el suelo.”
Los protestantes dirán que con un ángel estaba hablando Dios, pero en el siguiente versículo se demuestra lo contrario:
Versículo 27 “Y creó Dios al hombre a su imagen.” (No estaba hablando Dios con los ángeles en la creación del mundo, por eso dice “A imagen de Dios lo creó”)
Juan 1:1 “En el principio era el Verbo (la Palabra), y el Verbo estaba ante Dios (Dios y el Verbo), y el Verbo era Dios.” (Aquí eran una sola cosa)
1 Corintios 15:24 “Luego llegará el fin. Cristo entregará a Dios Padre el Reino después de haber desarmado todas las estructuras, autoridades y fuerzas del universo.”
Apocalipsis 5:7 “El Cordero se adelantó y tomó el libro de la mano derecha del que está sentado en el trono.” (Aquí vemos que la diestra también significa la derecha. El que está sentado en el trono es Dios y el Cordero tomó el libro, es decir, Jesucristo)
Y para ver que Cristo SÍ está en el trono junto con el Padre:
Apocalipsis 3:21 “Al vencedor lo sentaré junto a mí en mi trono, del mismo modo que yo, después de vencer, me senté junto a mi Padre en su trono.”
Lucas 22:29 “Por eso les doy el reino como mi Padre me lo dio a mí haciéndome rey.”
Mateo 22:44 “En un salmo dice: El Señor ha dicho a mi Señor: Siéntate a mi derecha hasta que ponga a tus enemigos bajo tus pies.”
Juan 14:16 “y yo rogaré al Padre y les dará otro Protector que permanecerá siempre con ustedes, 17 el Espíritu de Verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce. Pero ustedes lo conocen, porque está con ustedes y permanecerá en ustedes.”
Juan 17:20 “No ruego sólo por éstos, sino también por todos aquellos que crecerán en mí por su palabra. 21 Que todos sean uno, como tú, Padre, estás en mí y yo en ti. Que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado.”
El Padre y el Hijo NO son una misma persona
Mateo 28:19 “Vayan, pues, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos. Bautícenlos en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.”
Marcos 1:10 “Al momento de salir del agua, Jesús vio los Cielos abiertos: el Espíritu bajaba sobre él como lo hace la paloma, 11 mientras se escuchaban estas palabras del Cielo: Tú eres mi Hijo, el Amado, mi Elegido.”
Ejemplo: “Yo no fui padre hasta que engendré a un hijo”, entonces hay otra persona distinta para que él fuese padre. Él no pudo decir: “yo soy padre de yo”, tampoco decir: “yo soy hijo de yo”, si él es hijo, es porque hay otra persona distinta a él.
Los protestantes citan:
Juan 14:9 “Jesús le respondió: Hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conoces, Felipe? El que me ve a mí ve al Padre. ¿Cómo es que dices: Muéstranos al Padre? 10 ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Cuando les enseño, esto no viene de mí, sino que el Padre, que permanece en mí, hace sus propias obras.”
La cita anterior la entienden mal los protestantes.
Está utilizando el verbo ser o estar que significa yo soy o estoy en el Padre. Ahora preguntamos a los protestantes: ¿Dios está en ti? SI. Entonces él es Dios. El Padre está, es distinto a decir el Padre es. El Padre está en el pastor pero el pastor no está en el Padre. Y eso es lo que les dice: “¿No creen que el Padre está en mí?”. No está diciendo “yo soy el Padre”; y sabe cuando dice: “el que me ha visto a mí ha visto al Padre.”
Lo entienden mal. ¿Cómo es? Dice la gente, el que me ha visto a mí, ha visto a mi papá. Es como si un hombre me dice: “¿Usted es hijo de fulano? Yo le dije, Si. Y respondió el señor: “Verlo a usted es ver a su papá, son idénticos.”
Jesucristo no es el Padre
Juan 5:37 “Y el Padre que me ha enviado también da testimonio de mí. Ustedes nunca han oído su voz ni visto su rostro;” (Entonces Felipe vio al hijo, y el hijo es igual al Padre, pero el rostro del Padre nadie lo ha visto.)
Juan 8:16 “Y si yo tuviera que juzgar, mi juicio sería válido, porque yo no estoy solo; el Padre que me envió está conmigo. 17 En la Ley de ustedes está escrito que con dos personas el testimonio es válido. 18 Yo doy testimonio de mí mismo, y también el Padre que me ha enviado da testimonio de mí. 19 Le preguntaron: ¿Dónde está tu Padre? Jesús les contestó: Ustedes no me conocen a mí ni a mi Padre; si me conocieran a mí, conocerían también a mi Padre.”
Nosotros los católicos creemos en un solo Dios, tres personas distintas. ¿Y cómo se explica?
Ejemplo: Tres personas sentadas en cada silla son: tres personas diferentes pero una sola naturaleza. ¿Y cuándo se dice que son tres personas? Cuando son tres personas distintas pero con una sola naturaleza (Trinidad). Dios significa DIVINIDAD, naturaleza divina.
Los católicos podemos demostrar que tres personas es un solo Dios
1 Juan 5:7 “Tres son, pues, los que dan testimonio: 8 el Espíritu, el agua y la sangre, y los tres coinciden en lo mismo.”
2 Pedro 1:20 “Sépanlo bien: ninguna profecía de la Escritura puede ser interpretada por cuenta propia, 21 pues ninguna profecía ha venido por iniciativa humana, sino que los hombres de Dios han hablado movidos por el Espíritu Santo.”
El significado de los 7 dones del Espíritu Santo
¡Católico, toma nota!
Sabiduría:
Es el don de entender lo que favorece y lo que perjudica el proyecto de Dios. Él nos fortalece nuestra caridad y nos prepara para una visión plena de Dios. El mismo Jesús nos dijo: “Mas cuando os entreguen, no os preocupéis de cómo o qué vais a hablar. Lo que tengáis que hablar se os comunicará en aquel momento. Porque no seréis vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu de vuestro Padre el que hablará en vosotros” (Mt 10, 19-20). La verdadera sabiduría trae el gusto de Dios y su Palabra.
Entendimiento:
Es el don divino que nos ilumina para aceptar las verdades reveladas por Dios. Mediante este don, el Espíritu Santo nos permite escrutar las profundidades de Dios, comunicando a nuestro corazón una particular participación en el conocimiento divino, en los secretos del mundo y en la intimidad del mismo Dios. El Señor dijo: “Les daré corazón para conocerme, pues yo soy Yahveh” (Jer 24,7).
Consejo:
Es el don de saber discernir los caminos y las opciones, de saber orientar y escuchar. Es la luz que el Espíritu nos da para distinguir lo correcto e incorrecto, lo verdadero y falso. Sobre Jesús reposó el Espíritu Santo, y le dio en plenitud ese don, como había profetizado Isaías: “No juzgará por las apariencias, ni sentenciará de oídas. Juzgará con justicia a los débiles, y sentenciará con rectitud a los pobres de la tierra” (Is 11, 3-4).
Ciencia:
Es el don de la ciencia de Dios y no la ciencia del mundo. Por este don el Espíritu Santo nos revela interiormente el pensamiento de Dios sobre nosotros, pues “nadie conoce lo íntimo de Dios, sino el Espíritu de Dios” (1Co 2, 11).
Piedad:
Es el don que el Espíritu Santo nos da para estar siempre abiertos a la voluntad de Dios, buscando siempre actuar como Jesús actuaría. Si Dios vive su alianza con el hombre de manera tan envolvente, el hombre, a su vez, se siente también invitado a ser piadoso con todos. En la Primera Carta de San Pablo a los Corintios escribió: “En cuanto a los dones espirituales, no quiero, hermanos, que estéis en la ignorancia. Sabéis que cuando erais gentiles, os dejabais arrastrar ciegamente hacia los ídolos mudos. Por eso os hago saber que nadie, hablando con el Espíritu de Dios, puede decir: «¡Anatema es Jesús!»; y nadie puede decir: «¡Jesús es Señor!» sino con el Espíritu Santo” (1Co 12, 1-3).
Fortaleza:
Este es el don que nos vuelve valientes para enfrentar las dificultades del día a día de la vida cristiana. Vuelve fuerte y heroica la fe. Recordemos el valor de los mártires. Nos da perseverancia y firmeza en las decisiones. Los que tienen ese don no se amedrentan frente a las amenazas y persecuciones, pues confían incondicionalmente en el Padre. El Apocalipsis dice: “No temas por lo que vas a sufrir: el Diablo va a meter a algunos de vosotros en la cárcel para que seáis tentados, y sufriréis una tribulación de diez días. Manténte fiel hasta la muerte y te daré la corona de la vida” (Ap 2,10).
Temor de Dios:
Este don nos mantiene en el debido respeto frente a Dios y en la sumisión a su voluntad, apartándonos de todo lo que le pueda desagradar. Por eso, Jesús siempre tuvo cuidado en hacer en todo la voluntad del Padre, como Isaías había profetizado: “Reposará sobre él el espíritu de Yahveh: espíritu de sabiduría e inteligencia, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de ciencia y temor de Yahveh” (Is 11,2).